Gabriel José García Márquez nació en
Aracataca (Colombia) en 1928. Cursó estudios secundarios en San
José a partir de 1940 y finalizó su bachillerato en el Colegio
Liceo de Zipaquirá, el 12 de diciembre de 1946. Se matriculó
en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Cartagena el 25
de febrero de 1947, aunque sin mostrar excesivo interés por los
estudios. Su amistad con el médico y escritor Manuel Zapata Olivella
le permitió acceder al periodismo. Inmediatamente después
del "Bogotazo" (el asesinato del dirigente liberal Jorge Eliécer
Gaitán en Bogotá, las posteriores manifestaciones y la brutal
represión de las mismas), comenzaron sus colaboraciones en el periódico
liberal El Universal, que había sido fundado el mes de marzo
de ese mismo año por Domingo López Escauriaza.
Había
comenzado su carrera profesional trabajando desde joven para periódicos
locales; más tarde residiría en Francia, México y
España. En Italia fue alumno del Centro experimental de cinematografía.
Durante su estancia en Sucre (donde había acudido por motivos de
salud), entró en contacto con el grupo de intelectuales de Barranquilla,
entre los que se contaba Ramón Vinyes, ex propietario de una librería
que habría de tener una notable influencia en la vida intelectual
de los años 1910-20, y a quien se le conocía con el apodo
de "el Catalán" -el mismo que aparecerá en las últimas
páginas de la obra más célebre del escritor, Cien
años de soledad (1967). Desde 1953 colabora en el periódico
de Barranquilla
El nacional: sus columnas revelan una constante
preocupación expresiva y una acendrada vocación de estilo
que refleja, como él mismo confesará, la influencia de las
greguerías de Ramón Gómez de la Serna. Su carrera
de escritor comenzará con una novela breve, que evidencia la fuerte
influencia del escritor norteamericano William Faulkner: La hojarasca
(1955). La acción transcurre entre 1903 y 1928 (fecha del nacimiento
del autor) en Macondo, mítico y legendario pueblo creado por García
Márquez. Tres personajes, representantes de tres generaciones distintas,
desatan -cada uno por su cuenta- un monólogo interior centrado en
la muerte de un médico que acaba de suicidarse. En el relato aparece
la premonitoria figura de un viejo coronel, y "la hojarasca" es el símbolo
de la compañía bananera, elementos ambos que serían
retomados por el autor en obras sucesivas.
En 1961 publicó
El
coronel no tiene quien le escriba, relato en que aparecen ya
los temas recurrentes de la lluvia incesante, el coronel abandonado a una
soledad devastadora, a penas si compartida por su mujer, un gallo, el recuerdo
de un hijo muerto, la añoranza de batallas pasadas y... la miseria.
El estilo lacónico, áspero y breve, produce unos resultados
sumamente eficaces. En 1962 reúne algunos de sus cuentos -ocho en
total- bajo el título de Los funerales de Mamá Grande,
y publica su novela La mala hora.
Pero toda la
obra anterior a Cien años de soledad es sólo un acercamiento
al proyecto global y mucho más ambicioso que constituirá
justamente esa gran novela. En efecto, muchos de los elementos de sus relatos
cobran un interés inusitado al ser integrados en Cien años
de soledad. En ella, Márquez edifica y da vida al pueblo mítico
de Macondo (y la legendaria estirpe de los Buendía): un territorio
imaginario donde lo inverosímil y mágico no es menos real
que lo cotidiano y lógico; este es el postulado básico de
lo que después sería conocido como realismo mágico.
Se ha dicho muchas veces que, en el fondo, se trata de una gran saga americana.
Macondo podría representar cualquier pueblo, o mejor, toda Hispanoamérica:
a través de la narración, asistimos a su fundación,
a su desarrollo, a la explotación bananera norteamericana, a las
revoluciones, a las contrarrevoluciones... En suma, una síntesis
novelada de la historia de las tierras latinoamericanas. En un plano aún
más amplio puede verse como una parábola de cualquier civilización,
de su nacimiento a su ocaso.
Tras este libro,
el autor publicó la que, en sus propias palabras, constituiría
su novela preferida: El otoño del patriarca (1975),
una historia turbia y cargada de tintes visionarios acerca del absurdo
periplo de un dictador solitario y grotesco. Albo más tarde,
publicaría los cuentos La increíble historia de la cándida
Eréndira y de su abuela desalmada (1977), y Crónica
de una muerte anunciada (1981), novela breve basada en un suceso real
de amor y venganza que adquiere dimensiones de leyenda, gracias a un desarrollo
narrativo de una precisión y una intensidad insuperables. Su siguiente
gran obra, El amor en los tiempos del cólera, se publicó
en 1987: se trata de una historia de amor que atraviesa los tiempos y las
edades, retomando el estilo mítico y maravilloso. Una originalísima
y gran novela de amor, que revela un profundo conocimiento del corazón
humano. Pero es mucho más que eso, debido a la multitud de episodios
que se entretejen con la historia central, y en los que brilla hasta lo
increíble la imaginación del autor.
En 1982 le
había sido concedido, no menos que merecidamente, el Premio Nobel
de Literatura. Una vez concluida su anterior novela vuelve al reportaje
con Miguel Littin, clandestino en Chile (1986), escribe un texto
teatral, Diatriba de amor para un hombre sentado (1987), y recupera
el tema del dictador latinoamericano en El general en su laberinto
(1989), e incluso agrupa algunos relatos desperdigados bajo el título
Doce
cuentos peregrinos (1992). Nuevamente, en sus últimas obras,
podemos apreciar la conjunción de la novela amorosa y sentimental
con el reportaje: así en Del amor y otros demonios (1994)
y Noticia de un secuestro (1997). Ha publicado también libros
de crónicas, guiones cinematográficos y varios volúmenes
de recopilación de sus artículos periodísticos: Textos
costeños, Entre cachacos, Europa y América
y Notas de prensa.
Recientemente,
la editorial Alfaguara ha publicado una completa biografía de Gabriel
García Márquez,
Viaje a la semilla, de Dasso Saldívar.
Finalmente, a quien le interese la voz directa de García Márquez,
podrá consultar el libro de entrevistas El olor de la papaya
(1982). O, mejor aún, los sucesivos tomos que constituirían
la extensa autobiografía del autor, Vivir para contarlo,
cuyo ejercicio, según el propio García Márquez constituye,
básicamente, una garantía para mantener "el brazo caliente"
entre dos novelas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario