Si nos da por unir el comienzo de cada una de sus novelas, se reinicia la historia...
"Era inevitable: el olor de las almendras amargas le recordaba siempre el destino
de los amores contrariados. Durante el fin de semana los gallinazos se metieron por los balcones de la casa presidencial, destrozaron a picotazos las mallas de alambre de las ventanas y removieron con sus alas el tiempo estancado en el interior, y en la madrugada del lunes la ciudad despertó de su letargo de siglos con una tibia y tierna brisa de muerto grande y de podrida grandeza. El coronel destapó el tarro del café y comprobó que no había más de una cucharadita. Retiró la olla del fogón, vertió la mitad del agua en el piso de tierra, y con un cuchillo raspó el interior del tarro sobre la olla hasta cuando se desprendieron las últimas raspaduras del polvo de café revueltas con óxido de lata. Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo. Macondo era entonces una aldea de veinte casas de barro y cañabrava construidas a la orilla de un río de aguas diáfanas que se precipitaban por un lecho de piedras pulidas, blancas y enormes como huevos prehistóricos. José Palacios, su servidor más antiguo, lo encontró flotando en las aguas depurativas de la bañera, desnudo y con los ojos abiertos, y creyó que se había ahogado. Sabía que ése era uno de sus muchos modos de meditar, pero el
estado de éxtasis en que yacía a la deriva parecía de alguien que ya no era de
este mundo".
"Era inevitable: el olor de las almendras amargas le recordaba siempre el destino
de los amores contrariados. Durante el fin de semana los gallinazos se metieron por los balcones de la casa presidencial, destrozaron a picotazos las mallas de alambre de las ventanas y removieron con sus alas el tiempo estancado en el interior, y en la madrugada del lunes la ciudad despertó de su letargo de siglos con una tibia y tierna brisa de muerto grande y de podrida grandeza. El coronel destapó el tarro del café y comprobó que no había más de una cucharadita. Retiró la olla del fogón, vertió la mitad del agua en el piso de tierra, y con un cuchillo raspó el interior del tarro sobre la olla hasta cuando se desprendieron las últimas raspaduras del polvo de café revueltas con óxido de lata. Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo. Macondo era entonces una aldea de veinte casas de barro y cañabrava construidas a la orilla de un río de aguas diáfanas que se precipitaban por un lecho de piedras pulidas, blancas y enormes como huevos prehistóricos. José Palacios, su servidor más antiguo, lo encontró flotando en las aguas depurativas de la bañera, desnudo y con los ojos abiertos, y creyó que se había ahogado. Sabía que ése era uno de sus muchos modos de meditar, pero el
estado de éxtasis en que yacía a la deriva parecía de alguien que ya no era de
este mundo".
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Cien años de soledad es una novela del escritor colombiano Gabriel García Márquez, ganador en 1982 delPremio Nobel de Literatura. Es considerada una obra maestra de la literatura hispanoamericana y universal, es una de las obras más traducidas y leídas en español. Fue catalogada como una de las obras más importantes de la lengua castellana durante el IV Congreso Internacional de la Lengua Española celebrado en Cartagena de Indias en marzo de 2007. Fue incluida en la lista de las 100 mejores novelas en español del siglo XX del periódicoespañol El Mundo, en la lista de los 100 libros del siglo XX del diario francés Le Monde y en los 100 mejores libros de todos los tiempos del Club de libros de Noruega.
La primera edición de la novela fue publicada en Buenos Aires en mayo de 1967 por la editorial Sudamericanacon una gran acogida por parte de la crítica y del público, tuvo una edición total inicial de 8.000 ejemplares; hasta la fecha se han vendido más de 30 millones de ejemplares y ha sido traducida a 35 idiomas.
MUERE EL ESCRITOR GABRIEL GARCIA MARQUEZ
MEXICO.- El escritor colombiano Gabriel García Márquez, creador del realismo mágico latinoamericano con su emblemática novela "Cien años de soledad", murió este jueves en la Ciudad de México a los 87 años de edad, dijo una periodista mexicana cercana a la familia.
García Márquez, Premio Nobel de Literatura 1982, había salido recientemente de un hospital en la Ciudad de México en el que permaneció internado una semana por una infección pulmonar y de vías urinarias, informó Reuters.
"Muere Gabriel García Márquez. Mercedes (su esposa) y sus hijos, Rodrigo y Gonzalo, me autorizan dar la información", dijo en su cuenta de Twitter Fernanda Familiar, una periodista cercana a la familia que ayudaba al escritor como enlace con la prensa.
Otros medios también dijeron que el autor había fallecido.
El día de su cumpleaños, el 6 de marzo, el autor de "El amor en los tiempos del cólera" y "Crónica de una muerte anunciada" salió a la puerta de su residencia en un lujoso barrio al sur de la capital mexicana para agradecer a las personas que habían acudido a felicitarlo.
Esa fue la última vez que se le vio en público.
MEXICO.- El escritor colombiano Gabriel García Márquez, creador del realismo mágico latinoamericano con su emblemática novela "Cien años de soledad", murió este jueves en la Ciudad de México a los 87 años de edad, dijo una periodista mexicana cercana a la familia.
García Márquez, Premio Nobel de Literatura 1982, había salido recientemente de un hospital en la Ciudad de México en el que permaneció internado una semana por una infección pulmonar y de vías urinarias, informó Reuters.
"Muere Gabriel García Márquez. Mercedes (su esposa) y sus hijos, Rodrigo y Gonzalo, me autorizan dar la información", dijo en su cuenta de Twitter Fernanda Familiar, una periodista cercana a la familia que ayudaba al escritor como enlace con la prensa.
Otros medios también dijeron que el autor había fallecido.
El día de su cumpleaños, el 6 de marzo, el autor de "El amor en los tiempos del cólera" y "Crónica de una muerte anunciada" salió a la puerta de su residencia en un lujoso barrio al sur de la capital mexicana para agradecer a las personas que habían acudido a felicitarlo.
Esa fue la última vez que se le vio en público.
