viernes, 15 de junio de 2012

MANIFIESTO LITERARIO (I) Escrito por: FEDERICO HENRÍQUEZ GRATEREAUX



                                   

MANIFIESTO LITERARIO (I) Escrito por: FEDERICO HENRÍQUEZ GRATEREAUX


Escrito por  Leibi Ng, el Viernes, 9 de diciembre de 2011



Los escritores escriben trozos articulados de prosa o verso, a los que llaman capítulos, estrofas, apartados, parágrafos, secciones, libros.  No hay más remedio que decir las cosas una por una, esto es, una detrás de la otra.  Es un asunto de “necesidad” lingüística.  Para expresar algo es obligatorio silenciar – momentáneamente – otro algo que también merecería ser enunciado.  Es menester decir unas cosas primero y otras después.  A ello nos fuerzan por igual, la fonación y la sintaxis.  Pero los escritores y artistas – de todos los tiempos – inventan técnicas expresivas para transmitir sus sueños, angustias, opiniones e intelecciones.

Al generalizarse el uso de las cintas magnetofónicas algunos escritores creyeron que podrían dividir sus creaciones en pedazos llamados rollos, cintas, archivos, etc.  El dramaturgo y novelista irlandés Samuel Beckett es uno de ellos.  El poeta Pablo Neruda numeraba sus composiciones: poema 5, poema 18, poema 20.  No se trata únicamente de un ordenamiento cronológico o “escriptural”; es una simple cuestión nominativa.  Neruda publicó en 1924 los famosos 20 poemas de amor y una canción desesperada.  La “numeración” alcanzaba el título del libro.  Los editores no escribían “veinte”, en letras latinas, en la cubierta del poemario; en el título aparecía: 20, en números arábigos.  

En 1959 Neruda hizo circular Cien sonetos de amor, dedicados a su esposa Matilde Urrutia.  En la dedicatoria el gran poeta chileno dice: “Los poetas de todo tiempo dispusieron rimas que sonaron como platería, cristal o cañonazo.  Yo, con mucha humildad, hice estos sonetos de madera, les di el sonido de esta opaca y pura substancia y así deben llegar a tus oídos”.  Antes de concluir, Neruda explica a su esposa: “Construí, con hacha, cuchillo, cortaplumas, estas madererías de amor y edifiqué pequeñas casas de catorce tablas para que en ellas vivan tus ojos que adoro y canto”.

Los sonetos deben estar compuestos por catorce versos, distribuidos en dos cuartetos y dos tercetos, según los cánones de viejísimas preceptivas.  Por mandato de la bella Violante, Lope de Vega construyó un “artefacto” de catorce versos que se usaba en las escuelas como ejemplo de lo que “dicen que es soneto”.  Neruda, en sus Cien sonetos de amor, se empeña en asonantar 1,400 versos para que no suenen explosivamente.